Había una vez un zorro viejo con nueve colas que creía que su mujer no le era fiel, y quiso probarla. Se estiródebajo del banco, no movió ningún miembro e hizo como si estuviera muerto y bien muerto. La señora zorra sefue a su habitación, se encerró, y su muchacha, la doncella gata, se sentó junto al fogón a cocinar.Cuando se hizo público que el viejo zorro había muerto, los pretendientes solicitaban ser recibidos. La muchachaoyó, entonces, que había alguien ante la puerta de la casa que llamaba; se dirigió allí y abrió la puerta. Era un joven zorro que dijo:—¿Qué hace usted, gata doncella?¿Duerme o vela?Ella contestó:—Yo no duermo, estoy velando. ¿Sabe lo que hago? Caliento cerveza, echo mantequilla,¿quiere sentarse un momento?Se lo agradezco, doncella —dijo el zorro—. ¿Y qué hace la señora zorra?La muchacha contestó:Está sentada en su sala,llorando con mucho duelo,llorando por sus ojitosporque el viejo zorro ha muerto.Decidle, entonces, doncella, que aquí hay un joven zorro que g
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