Érase un reino muy feliz en el que vivían unos reyes que acababan de tener una preciosa hija. Como querían llegar a unirse a un reino que había muy cerca, decidieron casar a la princesa con el hijo de los reyes de aquel otro reino. Siendo Aurora, que así se llamaba la princesa, poco más que un bebé y Felipe, el príncipe, solo un niño, se organizó una ceremonia para que los jóvenes quedasen prometidos. En ella estaban también presentes las hadas del bosque: Flora, Fauna y Primavera. Pero algo terrible ocurrió al final de la ceremonia, y es que la malvada bruja Maléfica se presentó y dijo a los reyes: “He venido a hacerle un regalo a esta preciosa niña. Cuando Aurora tenga dieciséis años se pinchará con la aguja de una rueca… ¡caerá en un sueño del que no volverá a despertar!”
Todo el mundo quedó conmocionado mientras Maléfica escapaba sin dejar rastro. Entonces las buenas hadas intentaron combatir el hechizo de maléfica recitando al mismo tiempo: “La joven Aurora despertará de su embrujo cuando reciba su primer beso de amor verdadero”. Sin embargo, los padres de Aurora quedaron muy preocupados, por lo que la enviaron a vivir con las hadas y mandaron destruir todas las ruecas del reino, para que estuviera a salvo. Así pasaron los años y la princesa creció en el bosque sin saber que era la hija de los reyes feliz junto a los animales y plantas. Todo estaba bien hasta la noche en la que Aurora cumplió dieciséis años. En ese momento se levantó como sonámbula y fue caminando durante horas hasta el castillo. La fuerza que la empujaba hizo que fácilmente evitase a los guardias y se colase por un pasadizo secreto que le llevó a una habitación. Allí, cubierta de polvo y telas de araña, se encontraba la única rueca que quedaba en el reino.
Aurora se pinchó con ella y al instante quedó dormida, como muerta. Las hadas, después de darse cuenta de que no estaba, fueron buscando a la princesa por todas partes hasta que la encontraron tirada en el suelo. Para que nadie se enterase de lo ocurrido, decidieron dormir a todo el reino excepto el príncipe Felipe, que ya se había convertido en un robusto y guapo joven. Las hadas fueron entonces a avisarle, le equiparon con una espada y escudo mágicos y lo ayudaron a vencer a la bruja Maléfica. El poder de la bruja era muy muy grande y se convirtió en un enorme dragón negro que casi acaba con la vida del príncipe. Pero gracias a la ayuda de las hadas y la valentía de Felipe, este consiguió en el último momento atravesar su corazón con la espada mágica.
la bella durmiente
Sin embargo, el hechizo aun pervivía, así que Flora, Fauna y Primavera acompañaron a Felipe al lugar donde yacía Aurora. El príncipe, tan impresionado quedó con la belleza de Aurora, que no pudo evitar darle un suave beso.
En ese momento Aurora despertó, junto con todos los demás habitantes del reino, al poco se casó con el príncipe Felipe y juntos vivieron siempre felices. Así se vio como el bien y la valentía siempre triunfan al final contra el.
La Bella Durmiente - Cuentos de los Hermanos Grimm |
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